¿Alguna vez te has preguntado de dónde salen los nombres de los huracanes? Ya los primeros navegantes comenzaron a bautizar a los huracanes y tormentas tropicales con nombres de persona. En un principio, se iban asignando los nombres del santoral católico en función de la fecha en la que se formaban. Este método tenía el problema de que muchos huracanes se formaban en la misma feca de años distintos, así que los nombres se repetían demasiado.
Así, a principios del siglo XIX un meteorólogo australiano decidió utilizar nombres de mujer para identificar este tipo de fenómenos meteorológicos. Más tarde, en 1953, el Servicio Nacional de Meteorología de los Estados Unidos hizo oficial esa práctica. Sin embargo, no dejaba de ser algo machista utilizar siempre nombres de mujer para identificar a estos devastadores fenómenos. Por ello, a partir de 1978 se decidió alternar los nombres de mujer con los de hombre.
El Centro Nacional de Hurcanes de los Estados Unidos es el organismo encargado de ponerle nombre a los huracanes y tormentas tropicales que se forman en el Atlántico Norte. Elaboran una lista de 21 nombres ordenados alfabéticamente para cada año en periodos de 6 años. Cada año se van utilizando los nombres de la lista correspondiente por orden de aparición. Si un huracán provoca muchas víctimas mortales o ha tenido efectos devastadores se retira el nombre de la lista y se sustituye por otro con la misma inicial y género. Por otro lado, en caso de que en una temporada se produzcan más de 21 huracanes, se empiezan a utilizar los nombres de las letras del alfabeto griego (alfa, beta, gamma, delta…).
En el Pacífico Nororiental el sistema es parecido. Las listas son también para 6 años pero tienen 24 nombres en vez de 21. En otras zonas del mundo el sistema no es exactamente igual, pero en todos ellos se sigue el mismo modelo basado en listas de nombres de ambos sexos.
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