Los tornados no son huracanes
Es muy habitual confundir a los tornados con otros fenómenos como los huracanes o las tormentas tropicales, pero en realidad son totalmente distintos.
[←] El huracán Katrina visto desde el satélite GOES.
Para empezar, los tornados son muchísimo más pequeños y tienen una forma característica, normalmente de embudo. Su diámetro, habitualmente, es del orden de unos centenares de metros y están asociados a nubes de tormenta. Es un fenómeno rápido, suele durar unos minutos aunque, excepcionalmente, dura unas horas. En su interior los vientos pueden superar los 500 Km/h.
Imagen de un tornado. El embudo conecta la base de la nube con la superficie terrestre. [→]
En cambio, los huracanes son enormes en comparación. Su diámetro normalmente supera los 500 Km. En realidad, es como una gran borrasca, muy profunda y en la que los vientos sostenidos oscilan entre los 120 y 240 Km/h. Su duración es mayor: desde unos pocos días a algunas semanas.
Además, los tornados se originan en tierra, mientras que los huracanes se forman sobre el mar. Por otro lado, los tornados pueden aparecer en prácticamente cualquier punto del globo (se han observador en todos los continentes excepto en la Antártida), mientras que los huracanes son propios de zonas tropicales.
¿Qué es un tornado?
Por tanto, un tornado es una nube de tormenta en la que se produce una fuerte corriente interna que es la que genera su característica rotación. Los tornados normalmente adoptan la forma de un embudo, aunque a veces quedan oscurecidos por la lluvia, el polvo o los objetos en suspensión y no se aprecia su aspecto con claridad. Al igual que en las tormentas, los tornados siguen tres fases en su vida: formación, madurez y disipación.
¿Por qué en la gran llanura de Estados Unidos?
Aunque ya hemos comentado que los tornados pueden aparecer prácticamente en cualquier zona del planeta, la gran mayoría de los tornados, y los de mayor intensidad, se concentran en una zona concreta de Estados Unidos. Esta zona es conocida como Tornado Alley.
Se trata de la una gran llanura situada entre las Montañas Rocosas y Los Apalaches. Incluye los estados de Texas, Oklahoma, Kansas o Nebraska, Kentucky, Iowa, Minnesota y las dos Dakotas y, en menor medida, a otros estados cercanos situados más al este. Y es que es justamente en esta zona donde se reúnen con mayor frecuencia los ingredientes necesarios para la formación de grandes tormentas con tornados asociados.
El proceso generalmente comienza cuando la corriente en chorro, o Jet Stream, favorece la formación de una vaguada al noroeste del país. Esta corriente va inyectando aire frío y seco procedente de Canadá, que choca prácticamente de forma frontal con el aire húmedo y cálido que se adentra desde el Golfo de México.
Cuando estas dos masas entran en contacto se produce un forzamiento vertical: el aire cálido (menos denso) se ve obligado a ascender sobre el frío, provocando la formación de potentes nubes de tormenta. La potencia de la nube es tal, que se forma un mesociclón, un área de bajas presiones de pequeñas dimensiones. El gradiente barométrico entre la nube y su entorno produce que ésta comience a succionar aire hacia ella. Las gotas que se condensan sobre ese aire turbulento son lo que nos permite dibujar o darle forma al remolino, a ese tubo que conecta el cumulonimbo con el suelo, que es a lo que propiamente llamamos tornado.
El tornado de Oklahoma
El 20 de mayo de 2013 un tornado de categoría F5, la máxima en la escala Fujita-Pearson, arrasó algunas ciudades al sur de la ciudad de Oklahoma City, siendo Moore y NewCastle las áreas más afectadas.
El tornado, de gran diámetro (2 Km), arrasó con todo lo que encontró a su paso y dejó un total de 24 víctimas mortales, 9 de las cuales eran niños. Se desplazó a lo largo de 32 Km con una velocidad de 53 Km/h y lo hizo en tan solo 40 minutos, que fueron eternos para los habitantes de la zona.
El Servicio Meteorológico Americano (NOAA) sólo pudo alertar a la población 16 minutos antes de que se produjera la catástrofe. Aunque el tornado fue devastador, mucha gente pudo salvarse gracias a la labor de los servicios de emergencias.
Oklahoma es uno de los estado más afectado por tornados de todo Estados Unidos. Desde 1950 ha sufrido más de 3.700 tornados, el 40% de los cuales se produjeron en el mes de mayo. Y es que es justo en primavera (de marzo a junio) cuando se concentra la mayor actividad tornádica en esta zona.
Así que lo ocurrido no es ni extraño ni inusual, aunque en este caso las condiciones no ayudaron. El hecho de que el tornado fuera de tal intensidad y de gran diámetro y que pasara por una gran ciudad, originó unos resultados desastrosos, con grandes pérdidas económicas y humanas.
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